Anteayer estuvo [Don Fernardo de los Ríos] en la estación a despedirme con Maroto, Mister Brickell, Ángel del Río, Flores y otros chicos. Todos reían mucho. Era mi bautismo de sangre en inglés y mi primer viaje solo por este inmenso continente. Ya la Grand Station Central mete miedo a cualquiera…, pero este país mecánico parece que está hecho para que vivan los tontos. ¡Es imposible perderse aunque uno quiera! Todo está lleno de números, indicaciones y empleados toscos pero amables y campechanos en extremo. Es además mi primer paseo en el Pullman americano (que habéis visto en el cine), y que es un prodigio de técnica y comodidad. Me acosté, apagué la luz y abrí las ventanas. Quise dormir, pero el espectáculo de la luna y las embarcaciones sobre el río Hudson era tan admirable que me llenaba la cabeza de ideas y alejaba el sueño que todo lo borra. A veces el cruce con grandes expresos del este me contrastaba con la barca muda que cabecea en la orilla con un farolito imperceptible.

Lorca a su familia, 22 de agosto de 1929

 

Grand Central Station fue inaugurada en 1913, aunque desde 1871 ya existía una estación en el lugar.

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